Durante la época estival, aparte de disfrutar del baño, a muchos les gusta explorar el mundo submarino y descubrir fauna desconocida y paisajes sorprendentes, como nos cuenta el Dr. Manuel Conde, médico especialista de nuestro equipo y aficionado al buceo. Él nos explica cómo puede afectar la presión a nuestros oídos y cómo evitar que una inmersión o un vuelo nos amargue las vacaciones.
Durante el buceo, el oído se comporta como 2 cavidades separadas por una pared elástica, el tímpano. La cavidad externa, en contacto con el agua, es el oído externo y la cavidad interna, en contacto con la nariz por medio de la trompa de Eustaquio, es el oído medio.
El descenso
Cuando hacemos una inmersión, ya a 1 metro de profundidad la presión que el agua ejerce sobre el oído externo hace que el tímpano se vaya hundiendo hacia dentro. Para contrarrestar este movimiento nosotros compensamos desde dentro forzando la entrada de aire en la cavidad interior (el oído medio) a través de la trompa de Eustaquio. Para ello tapamos la nariz y forzamos al aire a subir hacia los oídos (maniobra de Valsalva) o bien movilizamos la mandíbula o tragamos. De esta forma, la membrana timpánica vuelve a su posición.
Cuando hay una diferencia de presión importante entre las dos cavidades (oído externo y oído medio) es cuando sufriremos problemas.
El ascenso
Cuando ascendemos se produce el mecanismo contrario: la presión en el interior será siendo mayor que en el exterior con lo que el tímpano se desplazará hacia fuera. Para “normalizar” el tímpano bastará con tragar, bostezar o masticar lo que abre la trompa de Eustaquio y deja escapar el exceso de aire.
Síntomas y complicaciones de una mala compensación
El primer síntoma será el dolor. Si la diferencia de presión no es compensada rápidamente y se mantiene o empeora la situación, el oído medio sufrirá una inflamación. Se producirá líquido dentro del oído medio y sufriremos sensación permanente de taponamiento, sordera o incluso la rotura de la membrana timpánica. Esto ocasiona mucho dolor y hemorragia al exterior.
La consulta con el especialista otorrinolaringólogo será imprescindible para valorar los daños y recomendar el mejor tratamiento.
Hay casos más graves, aunque menos frecuentes, cuando se ve afectado el oido interno (caracol y laberinto). Si la diferencia de presión es muy brusca y rápida, el tímpano se mueve hacia dentro y puede movilizar bruscamente la cadena de huesecillos. Ésto a su vez transmite mucha presión a los líquidos del laberinto y caracol que pueden provocar una rotura de sus membranas. El buceador presentará intenso vértigo con vómitos, pitidos de oído y hasta una sordera profunda irreversible. Según el Dr. Manuel Conde “esta situación será muy grave si estamos buceando a muchos metros de profundidad. Un vértigo intenso nos desorientaría por completo y si sufrimos vómitos podría resultar fatal.”
Una diferencia de presión importante durante una inmersión también puede afectar a los senos paranasales que están comunicados con la nariz a través de unos pequeños orificios. Algunos factores como catarros, alergias, desviaciones del tabique nasal o variantes anatómicas pueden provocar importantes diferencias de presión entre los senos y la cavidad nasal y provocar una sinusitis por presión. Los síntomas suelen ser dolor y sangrado nasal después de una inmersión o vuelo. En casos severos, la diferencia de presión puede difundir aire fuera de los senos a los tejidos blandos de la cara (enfisema facial) o incluso dentro del cráneo (neumoencéfalo).
Medidas de prevención
- Cuando la persona se encuentra en la fase aguda de un proceso catarral, conviene evitar las situaciones de exposición a cambios de presión. Esto incluye viajar en avión, practicar buceo o subir a la alta montaña. Asimismo, se puede intentar mejorar el funcionamiento de la trompa de Eustaquio mediante la realización de lavados nasales con suero o agua marina.
- Hacer la maniobra de Valsalva que consiste en intentar expulsar el aire con la boca cerrada y la nariz taponada. Es una técnica que fuerza la entrada de aire en el oído a través de la trompa de Eustaquio para igualar las presiones. Es útil para los buceadores, que deben compensar de esta forma los cambios de presión por cada metro de inmersión. También es eficaz en los viajes en avión y otras situaciones.
- Bostezar y tragar son dos sencillos mecanismos de compensación y equilibrio de la presión. Al viajar en avión o al circular por una carretera de montaña, resulta de ayuda masticar un chicle o ingerir algún líquido o alimento, porque al tragar se abre la trompa de Eustaquio. Es conveniente despertar a la persona cuando el avión desciende para el aterrizaje, (la maniobra que supone más riesgo de causar este problema) y a los niños se les puede ofrecer un caramelo o una bebida.
- Si vamos a practicar el buceo, lo más recomendable, según el Dr. Manuel Conde, es visitar antes al especialista para realizar una revisión completa y comprobar que nuestros oídos están preparados para compensar los cambios de presión sin sufrir problemas.
Si quiere más información…
http://seorl.net/PDF/monografias/Patología%20del%20buceo%20y%20la%20aviación.pdf
https://seorl.net/barotraumatismo-como-evitarlo/