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Epistaxis en la infancia

La epistaxis o sangrado nasal es un problema frecuente en la población infantil, con máxima incidencia desde los 2 a los 10 años y que suele seguir una distribución estacional, aumentando la frecuencia en los meses de más frío y más calor.
Aunque suponga una gran alarma para los padres, la mayoría de los casos se deben a problemas locales y no conllevan un gran riesgo para el niño.
Tanto el origen como el tratamiento de la epistaxis en la población pediátrica tienen ciertas particularidades que lo diferencian del adulto. Para comprender por qué, debemos comenzar por conocer algunas características de la fosa nasal infantil, que hacen que la presentación y el manejo sean diferentes.
Por un lado, el tabique nasal no está completamente formado y al no alcanzar el espesor con el que contará de adulto, ofrece menor protección a los vasos sanguíneos y una menor capacidad reparativa frente a las erosiones.
Las pequeñas arterias de la fosa poseen una capa muscular inmadura, lo que le confiere una dificultad para contraerse y colapsarse ante un sangrado.
Y, por último, el componente de hueso y cartílago posee una mayor fragilidad que en la edad adulta.
Todo ello hace que la fosa del niño posea una menor capacidad regenerativa y que en el tratamiento nos veamos obligados a ser menos agresivos

Causas

Aunque en la mayoría de los casos la epistaxis en la infancia se debe a problemas locales, en ocasiones es un síntoma de ciertas enfermedades sistémicas, por lo que siempre ante sangrados frecuentes y repetitivos conviene consultar. Veamos las principales causas:

    • Procesos infecciosos locales. Es una de las causas más frecuentes de epistaxis en la infancia: La presencia de una rinitis o sinusitis aguda, con secreciones sobreinfectadas, produce congestión y erosiones en la mucosa nasal, que puede sangrar fácilmente.
    • Rinitis alérgica: La incidencia de epistaxis es mayor en niños alérgicos por la inflamación de la mucosa nasal y la retención de secreciones.
    • Traumatismos: En este apartado hay que destacar la automanipulación de las fosas nasales como una de las causas más frecuentes de epistaxis en la infancia.
    • Cuerpo extraños: Pueden producir sangrado por erosión, sobreinfección y, a veces, durante su extracción.
    • Otras causas menos frecuentes son: enfermedades en las que se altera la coagulación, de forma secundaria a tratamiento antiagregante o anticoagulante, por cirugía nasal, tumores, estados carenciales vitamínicos y algunos síndromes congénitos como Rendu-Osler-Weber, de evolución particularmente severa.

 

Diagnóstico

En la consulta, se llevará a cabo una historia clínica, donde su Otorrinolaringólogo investigará sobre tiempo de evolución, frecuencia y otros aspectos que puedan orientar hacia posibles causas. Luego realizará una exploración de la fosa nasal mediante rinoscopia anterior ( desde fuera ), lo que permite observar el aspecto de la mucosa nasal, presencia de secreciones o posible cuerpo extraño, erosiones y , en la mayoría de los casos, el punto sangrante. A veces, si quedan dudas, se realizará una endoscopia nasal, que consiste en introducir una pequeña cámara por la fosa nasal, que permite valorar la parte posterior de la fosa. Es un procedimiento muy rápido, algo molesto, pero no doloroso, y que la mayoría de niños soportan sin necesidad de anestesia local.

Tratamiento

El principio fundamental en el tratamiento de la epistaxis en un paciente pediátrico es intentar siempre el procedimiento menos agresivo que permita el control de la hemorragia. Nos centraremos en 3 aspectos:

  1. Control de la hemorragia.
    La mayoría de epistaxis en el niño se deben a puntos sangrantes en la parte anterior del tabique (área de Kiesselbach o de Little) y se suelen controlarse mediante un taponamiento nasal con una mecha empapada en agua oxigenada o con una solución vasoconstrictora y comprimiendo la fosa desde el exterior (las alas nasales) durante unos minutos. Dado que la tensión arterial del niño es baja, la presión requerida para controlar el sangrado es inferior a la que precisa el adulto.
    Si el sangrado es de mayor cuantía y no se controla con lo anterior, suele deberse a epistaxis de la parte posterior de la fosa. En estos casos puede ser útil el uso de gasa orillada o de una esponja precomprimida (Merocel) , que se introduce en la fosa empapándola posteriormente con suero fisiológico y que se retirará en un plazo de 48 horas máximo. Según la edad del niño y su tolerancia, esto se puede llevar a cabo en la propia consulta o en quirófano con el paciente bajo sedación.
    En casos ya muy raros, si pese a todo lo anterior no se controla la hemorragia, se debe someter al paciente a una anestesia general para su control.
    En epistaxis de repetición que se deban a un vaso sangrante en la parte anterior del tabique, que conlleven una anemia y el niño no sea muy pequeño, se puede valorar la cauterización con nitrato de plata, que consiste en “ quemar” el vaso sangrante aplicando directamente sobre él una varilla con este compuesto. En niños menores de 6 años, se suele optar por medidas más conservadoras, ya que el tabique nasal y su estructura son inmaduros e intentamos respetar al máximo la integridad de la mucosa para evitar complicaciones como la perforación septal.
  2. Control de las constantes hemodinámicas
    Sólo necesario en aquellos casos de hemorragias muy cuantiosas. En la mayoría de los casos las constantes del niño no se ven comprometidas por una epistaxis anterior.
  3. Tratamiento de las causas desencadenantes
    Lógicamente es primordial para evitar recidivas. Consiste en llevar a cabo un control de los procesos infecciosos, en la medida de lo posible; mantener las fosas bien hidratadas y limpias mediante lavados nasales frecuentes; aplicación de pomadas lubricantes o con compuestos vitamínicos; evitar la manipulación nasal y poner medicación, si fuera necesario; para controlar los síntomas alérgicos.

Siempre su otorrinolaringólogo tendrá en cuenta cada caso en particular y elegirá aquella técnica que, siendo eficaz, sea menos traumática para su paciente.

 

Si quiere más información…

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Autor

María del Carmen Trujillo